12 noviembre, 2004

Misionera asesinada en Nampula

De "El MUNDO"
29 de Febrero del 2004



Misionera asesinada en Nampula

Asesinato. Hace dos semanas, este suplemento dedicó un amplio reportaje sobre unos terribles sucesos acaecidos en la misión que unas religiosas españolas, pertencientes a la orden de las Siervas de María, tienen en Nampula, una ciudad del norte de Mozambique. En él, las misioneras denunciaban la desaparición de más de un centenar de niños de la zona y la aparición de varios cadáveres alrededor de la misión «vaciados por dentro», es decir, les habían estirpado los órganos vitales. Las monjas relacionaron estos hechos con una presunta red de traficantes de órganos hacia Suráfrica, dirigida por un matrimonio blanco residente en Nampula y aseguraron que habían sido amenazadas de muerte en varias ocasiones.

El pasado martes apareció en una casa de esta ciudad el cuerpo sin vida de la misionera diocesana brasileña Doraci Julita Edinger, perteneciente a la Igreja Evangélica de Confissao Luterana no Brasil (IECLB), con signos de violencia sexual antes de ser brutalmente asesinada a martillazos. Doraci desarrollaba sus labores pastorales en la zona desde hace cinco años y acababa su contrato el próximo verano. Vivía sola en Nampula.

Uno de los dirigentes de este grupo religioso, el pastor Walter Altmann, de viaje en el país, se desplazó el viernes a Nampula para recabar más detalles sobre este asesinato, comprobar los datos de la autopsia y ver su posible relación con las extrañas desapariciones de niños ocurridas en la ciudad desde hace un año. Según el pastor, desde principios de este mes la hermana muerta le había manifestado en varias ocasiones la «imperiosa necesidad» de hablar con él urgentemente. «En su última llamada Doraci manifestó su preocupación por su seguridad, aunque no claramente», recuerda Altmann. Por otra parte, los familiares de la diocesana aseguraron a varios medios de comunicación brasileños que la mujer había explicado en varias cartas que había sido amenazada de muerte si denunciaba «algo terrible» que estaba sucediendo en Nampula.

Sor María Juliana, la religiosa española superiora de la misión en Nampula, reconoció a CRONICA que este suceso les ha preocupado muchísimo «porque parece un aviso para todas nosotras. Todavía no sabemos si está relacionado con nuestra denuncia -asegura sor Juliana- pero es mucha casualidad porque Doraci, como todos los religiosos de la zona, sabía lo que estaba pasando. Ahora tenemos más miedo si cabe porque las desapariciones continúan: tres en la última semana». /JUAN CARLOS DE LA CAL

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