25 julio, 2006

Egipto, el gran bazar de órganos humanos

Egipto, el gran bazar de órganos humanos

Alerta ante el aumento de donantes desesperados que venden riñones al precio de 5.000 dólares

El Cairo, 23/07/06. (La Razón) - La compra y venta de órganos humanos es una práctica frecuente en Egipto. En el mercado negro se venden riñones de donantes desesperados por más de 5.000 dólares. En este país africano de 70 millones de habitantes, donde convive una minoría bien acomodada con una mayoría en la extrema pobreza, el comercio de órganos de donantes vivos es la única manera para muchos de conseguir algo de dinero para cubrir sus necesidades básicas.

En Egipto, no existe aún una ley que regule la práctica de los trasplantes y por ello, ante este vacío legal, los pacientes ricos, en su mayoría procedentes de los países del Golfo, compran un riñón en el mercado negro por miles de dólares y pagan otros 15.600 dólares más por la operación en una clínica privada sin licencia, que funciona oficialmente como laboratorio.

Antes de hacer un trasplante el Sindicato de Médicos debe llevar a cabo una investigación y sólo cuando un comité especializado da su aprobación se realiza la intervención, explicó a LA RAZÓN el doctor Gamal Abd El Salam, de la Unión Médica Islámica. «Tradicionalmente, el islam prohíbe los trasplantes de órganos que provengan de difuntos», indicó Abd El Salam. En Egipto, al contrario que en otros países árabes (como Jordania y Arabia Saudí, donde sí está permitida la donación de órganos de personas clínicamente muertas), los pacientes sólo pueden recibir órganos vivos y de donantes que tenga un parentesco de primer o segundo grado. Por esta razón, advirtió el especialista, «existe un mercado de órganos humanos».

«Muchos enfermos desesperados, cansados de esperar ese riñón que nunca llega, pagan enormes cantidades de dinero para conseguir, sea como sea, un órgano donado. Pero al tratarse de operaciones en clínicas que carecen de licencia, los pacientes corren el riesgo de morir por una infección o porque su cuerpo rechaza el órgano», explicó el cardiólogo Mohamed Nasser. Cada año se registran entre 150 y 200 casos de trasplantes ilegales en El Cairo, reveló Nasser. «Una cifra suficientemente alarmante para que el Gobierno empiece tomar cartas en el asun-

to», sentenció este médico egipcio.

Penas de cárcel. Ante esta práctica ilegal, el Sindicato de Médicos ha presentado un proyecto de ley para regular los trasplantes, que actualmente está deliberándose en la Cámara Baja del Parlamento. El borrador, prosiguió el especialista, incluye una serie de sanciones y condenas de varios años de cárcel para los médicos que pongan en peligro vidas humanas. Para frenar el tráfico de órganos, el sindicato ha presentado una enmienda para legalizar la donación de órganos cuando se certifique la muerte clínica de una persona.

«Espero que pronto se apruebe esta ley y se prohíba la venta de órganos humanos, porque de lo contrario Egipto se convertirá en el principal mercado de órganos para los países ricos del Golfo. No podemos permitirlo, debemos acabar con esta práctica ilegal y castigar a los médicos que se lucran con este negocio», denunció el doctor Nasser.

La comunidad sudanesa, una de las más discriminadas, también se ve perjudicada por el tráfico de órganos, según el periodista Ashraf Amin, del diario «Al Ahram». «Los sudaneses tienen miedo de ir a los hospitales, porque dicen que les extirpan los riñones», afirmó Amin. «Desgraciadamente ocurre», lamentó este periodista, que ha publicado decenas de artículos denunciando estos abusos. «Las autoridades se desentienden y no hacen nada para frenar el robo de órganos», añadió.

Ethel Bonet

08 julio, 2006

Asia - Corea del Sur

El Cardenal Nicholas Cheong, Arzobispo de Seúl:
sí a la donación de órganos, un “acto de caridad que garantiza la vida”

Seúl (Agencia Fides) - Donar los propios órganos después de la muerte es un gesto lleno de espíritu cristiano, un verdadero acto de caridad que garantiza la continuidad de la vida: por eso el Arzobispo de Seúl, el Cardenal Nicholas Cheong, ha pedido a todos los sacerdotes, religiosos y fieles de la diócesis que consientan en hacer donaciones de órganos. El Cardenal explicó que “la donación de órganos es una suprema expresión de amor y felicidad, porque significa querer compartir la vida, el don más precioso recibido por Dios”.

Dirigiéndose a los fieles, el Cardenal subrayó que “hay millares de pacientes en lista de espera para recibir un órgano, pero el número de donantes es insuficiente. Donar un órgano es un gesto de amor, por eso exhorto a todos los fieles y también a todos los ciudadanos coreanos, a participar activamente en este ejercicio de amor y generosidad”.

Para dar aplicación concreta a las palabras del Arzobispo, el Presidente del Consejo del Apostolado de los Laicos de Corea, Thomas Hnag Hong Sun, dijo que “tratará de buscar lo antes posible propuestas concretas para dar la posibilidad a todos los fieles católicos de trabajar activamente en esta campaña”.

04 julio, 2006

China legaliza donación de organos

Entró en vigor una nueva ley de compraventa de material humano: Pekín se había convertido en el paraíso de los trasplantes ilegales


El Financiero en línea

Pekín, 4 de julio.- El comercio de órganos pasó a la ilegalidad en China después de la entrada en vigor este fin de semana de una nueva regulación que prohíbe la compraventa de material humano y asegura que las donaciones sean voluntarias.

Convertida en corredor a un paraíso de trasplantes ilegales, muchos pacientes extranjeros procedentes de Hong Kong y el mundo occidental han cruzado la frontera china durante años, en busca de un órgano vital que las listas de espera y los elevados precios del quirófano hubieran hecho inaccesible en sus lugares de origen.

Este "statu quo" alentó la proliferación de un mercado negro en el que lo importante era obtener el órgano deseado por el paciente, sin apreciar su procedencia ni el consentimiento de su portador natural.

A pesar de que Pekín hizo hincapié en su prohibición del robo de órganos, la corrupción a gran escala en algunas administraciones locales consintió la violación de un derecho fundamental, el de la donación voluntaria de órganos.

El fenómeno cobró una dimensión trágica en el caso de los reos condenados a muerte, convertidos tras su ejecución en pura mercancía de un negocio multimillonario, en el que cotizan al alza riñones e hígados, según acusaron en varias ocasiones grupos defensores de derechos humanos.

Las constantes denuncias de activistas internacionales y organizaciones no gubernamentales, y las reclamaciones hechas desde Ginebra por la ONU, han obligado a Pekín a impulsar la nueva Ley de Trasplantes y reconocer implícitamente un problema que había escapado a su control.

La reciente muerte en Malasia y Japón de pacientes que habían viajado a China para someterse a trasplantes de órganos reforzó las sospechas sobre la práctica de cirugías ilegales en el país asiático, y la donación "forzada" de órganos procedentes de criminales ejecutados.

Pekín salió al paso y admitió el uso en hospitales chinos de órganos de ejecutados para trasplantes, aunque aseguró que se trataba de un porcentaje "insignificante" del total, y siempre con el consentimiento del condenado o de su familia.

Sin embargo, el descontrol de los trasplantes era un hecho, por lo que la nueva y necesaria ley comenzó a avanzar y quedó establecido el 1 de julio de 2006 como horizonte para la prohibición legal del tráfico de órganos.

Según la nueva normativa, cada trasplante necesitará el visto bueno de un comité médico y ético, y la firma y consentimiento del donante del órgano o de sus familiares, incluidos aquellos presos en el corredor de la muerte, que podrán dar marcha atrás en el último momento si así lo desean.

"Esta nueva ley es una garantía para el paciente, ya que los médicos y los hospitales deberán tener licencias, experiencia y un alto porcentaje de éxito en operaciones anteriores", explicó a Efe el director del departamento de Urología del Hospital de Pekín, que prefirió mantenerse en el anonimato.

Entre los damnificados por la prohibición hay muchas clínicas ilegales que han operado sin licencia e impunemente durante años, con médicos "prestados" y con el aprovechamiento de la escasez de órganos para lucrarse a costa de la desesperación de los enfermos, en un país donde el 80 por ciento de la población carece de seguro médico.

En este caldo de cultivo para la corrupción y la competencia desatada, dos millones de chinos esperan alguno de los 20.000 trasplantes que se realizan al año y que cuestan una media de 6.000 dólares (4.730 euros): una quimera en China, donde la renta per cápita del ciudadano medio es de unos 1.100 dólares anuales.

Ahora, sólo aquellos hospitales de mayor rango -denominados en China de Clase 3A- podrán solicitar licencias para realizar trasplantes de órganos, que sólo podrán ser operados por médicos con formación específica en la materia.

La Ley de Trasplantes cuenta, no obstante, con un talón de Aquiles, ya que no reconoce la "muerte cerebral" -estado idóneo para este tipo de operaciones- y exige el cese de la respiración y la parada cardíaca para considerar un fallecimiento de forma oficial, un hándicap para la mejor conservación de los órganos.

"Esperamos que el Ministerio de Sanidad defina este concepto, porque ampliaría considerablemente el número de donantes", afirmó el urólogo. (Con información de EFE)

Internacional - Martes 4 de julio (21:55 hrs)