26 abril, 2005

Promesas rotas




Sus padres lo enviaron a un taller de mecánica en Porto-Novo, la capital de Benín, para que aprendiera un oficio. Ahora el chico trabaja todo el día, sin descanso ni retribución. No puede salir a la calle sin pedir permiso: cuando desobedece lo castigan con una paliza. Según Kevin Bales, director de «Free the Slaves» (Liberar a los Esclavos), una asociación radicada en Estados Unidos, esta mezcla de dominio total y explotación económica determina la esclavitud moderna. Los siervos de hoy no están sujetos a la posesión legal, sino a lo que Bales denomina «la autoridad inapelable de la violencia».

No hay comentarios: