16 febrero, 2008

Derechos humanos y tráfico de órganos

Debate mundial de ética médica exige la necesidad de establecer un marco legal más amplio que tome en cuenta factores como la pobreza, las largas listas de espera, el mercado negro de órganos y el turismo de trasplante

Por la Dra. Ana Lita – Directora de IHEU-Appignani Center for Bioethics
16.02.2008




David Kilgour hablando de las nuevas pruebas sobre la sustracción ilegal de órganos en China. (Vladimir Borodin/La Gran Época)

El progreso en la ciencia y tecnología médica ha contribuido al crecimiento de los trasplantes de riñón y otros órganos en todo el mundo. Aun así, la diferencia entre la oferta y la demanda de trasplantes continúa aumentando.

En Europa, por ejemplo, la media de tiempo de espera para un trasplante oscila alrededor de los tres años, y se espera que se alargue a diez años para el 2010.

Con 120.000 pacientes con diálisis crónica y 40.000 pacientes en lista de espera para un riñón, entre el 15% y el 30% de estos enfermos morirá anualmente -solamente en Europa Occidental- por la escasez de órganos.

Muchos pacientes se ven involucrados en el tráfico de órganos para encontrar una solución a la larga espera. Paralelamente, varios criminales y otros individuos han reconocido que la escasez de órganos es una oportunidad fácil para presionar a la gente de otros países que vive en la pobreza con el fin de que vendan sus órganos. La posibilidad de obtener enormes beneficios justifica su interés: los vendedores de riñones obtienen entre 2.500 y 3.000 dólares, mientras que los receptores pagan entre 100.000 y 200.000 dólares.

El 11 de diciembre de 2007, el Centro para Bioéticas de IHEU-Appignani– copatrocinado por la Oficina del Relator Especial de Naciones Unidas sobre asuntos de Géneros y Avance de las Mujeres, convocaron un debate entre expertos titulado “Interceptando crisis de derechos humanos: Trasplante y tráfico de órganos”. Durante el debate, se plantearon varias preguntas sobre ética, medicina, derechos y también problemas sociales en general.

Entre los expositores se encontraban representantes de Naciones Unidas, el Consejo Europeo, el Centro de Bioéticas de la Universidad de Pennsylvania, el Departamento de Cirugía de Trasplante de la Universidad de Nueva York, y también el Departamento Médico de Cirugía y Trasplante de Westchester. Entre los asistentes se encontraban estudiantes, periodistas, profesores, físicos, y otros interesados.

Se habló en profundidad sobre el tráfico de órganos y los mercados de órganos. El profesor Art Caplan de la Universidad de Pennsylvania señaló que el grupo Falun Gong preocupa porque los practicantes que se encuentran en prisiones o campos de trabajo en China han sido utilizados como fuentes de órganos para adinerados receptores de órganos, tanto a nivel nacional como internacional.

Un miembro del público habló sobre un informe de investigación independiente realizado por dos canadienses, un ex miembro del Parlamento canadiense, David Kilgour, y un abogado de derechos humanos, David Matas, que confirma que los practicantes de Falun Gong están siendo asesinados por sus órganos.

Estos órganos se han ofertado a personas que desesperadamente han estado buscando órganos compatibles. En el informe, los dos canadienses presentan 33 tipos de pruebas que han reunido hasta ahora, incluyendo varios documentos, alegatos de testigos y llamadas de teléfono a hospitales, en las cuales los mismos hospitales admitían tener órganos disponibles de practicantes de Falun Gong. Se puede obtener más información sobre este asunto específico en www.organharvestinvestigation.net o www.david-kilgour.com .

Rachel Mayanja, Relatora Especial de Naciones Unidas para Asuntos de Géneros y Avance de las Mujeres, destacó en sus notas introductorias la importancia crucial de la pobreza en el tráfico de órganos.

Hasta qué punto aquellos que viven en la pobreza no tienen otra opción, fue también objeto de debate por los exponentes. Maud de Boer-Buquicchio, la primera mujer elegida Secretaria General del Consejo Europeo por la Asamblea Parlamentaria de la Organización, hizo hincapié en la necesidad de esfuerzos coordinados multilaterales de los gobiernos para combatir el tráfico de órganos.


El doctor hindú Amit Kumar (en el centro), supuesto cerebro de una operación ilegal de trasplante de riñón multimillonaria en India, es escoltado por la policía de Katmandú, el pasado 8 de febrero. El mercado de órganos ilegalmente sustraídos y vendidos está creciendo, y preocupa a los cirujanos de trasplantes legítimos. (Prakash Mathema/AFP/Getty Images)

El profesor Khalid Butt del Departamento Médico de Cirugía y Trasplante de Westchester habló sobre el papel de la pobreza en la participación de donantes de órganos. Butt comenzó hablando sobre la historia del trasplante, indicando que el primer trasplante de riñón se llevó a cabo en 1954, y llevó el debate hacia la razón esencial de los procedimientos de trasplante de órganos: salvar vidas.

El profesor Butt dio tres razones para el trasplante de órganos: emocional, altruista, y económico, y sugirió que con el fin de mejorar las donaciones de órganos es necesario mejorar el tratamiento médico inicial del donante y el cuidado médico posterior.

El profesor Thomas Diflo del Departamento de Trasplante y Cirugía de la Universidad de Nueva York habló sobre el creciente y complejo problema del “turismo de trasplante”. Los últimos datos de la United Network for Organ Sharing (UNOS) en Estados Unidos enumeran aproximadamente a 98.000 individuos que esperan un órgano, comparado con los 30.000 órganos donados el año pasado.

El Dr. Diflo señaló que la mayoría de las organizaciones profesionales relacionadas con la sanidad en Estados Unidos se oponen a los mercados de órganos o a los incentivos económicos por la donación, y que los datos del comercio de órganos en India sugieren que a los donantes que se les paga, no se benefician económicamente a largo plazo (en cuanto al ingreso anual medio). Diflo también señaló que los órganos comerciados son normalmente de peor calidad y confieren un aumento del riesgo de rechazo por parte de los receptores.

Además habló sobre su propia experiencia como cirujano de trasplante, sobre el caso de un paciente sino-americano que había vuelto de China después de recibir un órgano trasplantado de un preso ejecutado, planteando importantes cuestiones éticas. Incluso presentó su propia investigación en China junto a un periodista, que fue publicada en un artículo del Village Voice en 1999, cuando dos órganos de presos chinos ejecutados fueron sustraídos sin el permiso de los familiares.

El Dr. Diflo estimó que se realizaron 6.000 trasplantes de riñón en 2006, a un precio de 80.000 dólares por riñón. Lo cual significa un negocio de 500 millones de dólares al año.

Entre las soluciones posibles que surgieron en este nuevo debate, se encontraba crear un marco legal más amplio contra el tráfico de órganos, iniciar medidas para mejorar la salud en los “países donantes”, identificar a los donantes ilegales, y negar el seguro médico para pacientes que han recibido un trasplante en el extranjero. La responsabilidad criminal debería extenderse a todos aquellos involucrados en el proceso del tráfico de órganos, incluyendo a agentes, intermediarios y al mismo donante.

La Dra. Ana Lita, es Directora de IHEU-Appignani Center for Bioethics, una organización no gubernamental imparcial que proporciona oportunamente investigación y análisis en profundidad sobre los retos bioéticos a los que se enfrenta la comunidad global. Para más información www.humanistbioethics.org

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