07 abril, 2006

Las autoridades comunistas chinas venden órganos de ejecutados

Como si del argumento de una macabra película de terror de serie B se tratase, las autoridades comunistas chinas utilizan los órganos de los presos comunes y políticos que “liquida” para sostener su sistema sanitario de transplantes de órganos. Lo escandaloso de la situación llega a extremos espeluznantes, porque las autoridades comunistas han montado un prospero negocio a costa del tráfico con estos órganos, ya que según la Organización Mundial de la Salud (OMS) en un informe del pasado mes de abril, se reconoce que en China los extranjeros pueden comprar órganos, extraídos de los condenados a la pena capital, inmediatamente después de ser ejecutados. Los “clientes” principalmente son ciudadanos japoneses, malayos y de Formosa (Taiwán).

El cirujano chino, Chen Zhonghua según el rotativo “South China Morning Post”, afirma que el 99% de los transplantes de órganos practicados en China, proceden de condenados a la pena de muerte.

Chen Zhonghua adscrito al hospital de Tongli Wuhan, en la provincia de Hubei, señaló en sus declaraciones que a lo largo de su dilatada carrera profesional solamente tiene constancia de “una veintena de casos” de donanción voluntaria de órganos y el resto procede de reos ajusticiados.

En china durante el año pasado se transplantaron exactamente 3.741 hígados, 8.103 riñones y 80 corazones, según cifras oficiales. En los medios de comunicación chinos, recuerda el cirujano, “se ensalza con orgullo” la imagen del país por estar a la cabeza de las donaciones y transplantes de órganos. Pero no se dice nada, añade, del importante tráfico encubierto por las autoridades.

El movimiento religioso “Falun Gong”, prohibido en China desde 1999, ha denunciado que la ejecución de miles de sus fieles, “sirve para alimentar el tráfico de órganos a gran escala, en el noreste de China”. Este mismo movimiento disidente chino se manifestó pacíficamente ante la embajada en Madrid para denunciar lo que considera “un campo de exterminio” en China, donde hay detenidos más de 6.000 de sus seguidores.

Según Amnistía Internacional en 2004 hubo 3.400 ejecuciones en la China comunista. Otras fuentes las cifran en más de 5.000. Los gobiernos de Japón, Malasia y Taiwán observan que sus ciudadanos prefieren los hospitales chinos para que les practiquen trasplantes de órganos.

Oficialmente, el gobierno chino califica de “calumnias” procedentes del exterior las acusaciones de este tráfico de órganos y, desde julio del año pasado, ha promulgado una nueva legislación que los prohíbe y sólo acepta legalmente aquellas donaciones hechas por escrito.

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